Laura Esquivel (México, 1950), en su novela Como agua para chocolate (1989),narra la historia de una especie de matriarcado donde todo sucede alrededor de la cocina. Es a través de los secretos de los ingredientes, la manipulación de los mismos, los olores y los sentimientos que provocan, que se va narrando la historia de esta familia tan peculiar. Cada acontecimiento, está ligado a una receta que guarda la fórmula del caos.
Es a través de la comida donde los sentimientos se intensifican, el amor y el desamor se sirven en la misma mesa, y conviven así a lo largo de la historia, donde Pedro y Tita se las ingenian para convivir en un romance que es un secreto a voces.
El realismo mágico de este libro, tiene un sabor peculiar: sabe detallar las particularidades de América Latina, dándole vida a la manera fantástica en que la tradición oral, narra las cotidianidades.
Muchas personas creen que el mejor ingrediente de un platillo es hacerlo con amor y se suele cocinar para agradar a los comensales, pero ¿qué sucede si se cocina triste?, en este libro hay una escena donde Tita derrama lágrimas sobre la masa y los invitados se comen su tristeza, seguro que esto también pasa en la vida real: cocineras expertas a veces piden que las personas de “sangre pesada” no se acerquen a la masa porque la pueden arruinar y en efecto, hay personas que pueden contribuir a que la masa se corte o sea perfecta, la magia en la cocina es real.
En la cocina de cualquier hogar, se guardan secretos que no se comparten, los guisos son una herencia invaluable; también en las cocinas se dan las buenas o malas noticias, son el centro de las fiestas; las abuelas aconsejan y miman. El amor hace que cualquiera pierda la cabeza y es lo que se encuentra en este libro. Justamente como dice Pedro al probar uno de los guisos de Tita, este libro “es un regalo de los dioses”.
Carla Natareno Letona, Club de 12 a 1
Libro Libertate 