No hubo revolución en el 44

Poco se sabe con claridad lo que sucedió el 20 de octubre del 44. Los franceses saben que sus ancestros mataron a un rey. Los haitianos saben que sus ancestros mataron a sus esclavizadores. De la Revolución de Octubre la mayoría de nuestros ancestros no supieron el mínimo de lo que pasó en toda una década. Hoy incluso no queda nada trascendental mas que un feriado donde el desconocimiento se está convirtiendo rápidamente en olvido. 

 

Hay una diferencia fundamental entre la pasión que genera la mitología detrás del del 44 y la mitología de otras revoluciones en otros países y es la cobertura que su fervor tiene. Mientras para las mayorías guatemaltecas es fácil explicar que Cuba es comunista por una revolución, es difícil que sepan las consecuencias de su Primavera Democrática. Es cierto que existe un misticismo bien elaborado detrás del 44, pero es intelectual y le pertenece a la población educada; que aunque es cada vez mayor, no es mayoría. 

 

La revolución efectiva en un país debe ser recordada por sus habitantes para que su narrativa sea dispersada por sus generaciones; no sólo por estudiantes, quienes siguen siendo un sector selecto del país desde la revolución misma hasta ahora. Todas las revoluciones son reacciones políticas, pero no todas las reacciones políticas son revoluciones y esta es la acotación necesaria que merece la Revolución de Octubre para esclarecer los fenómenos que escribieron esta historia. 

 

Carlos Sabino en Guatemala, la historia silenciada, tomo I: 1944 – 1989 argumenta que el carácter de dicha revolución fue totalmente militar en función de intereses puramente políticos ante un sistema de tipo autoritario que se dirigía exclusivamente a través de la presidencia. Lo que derrumbó el régimen de Ubico, hizo posible dos gobiernos “revolucionarios” y cambió el estilo de régimen de los últimos cientos de años de Guatemala fueron acontecimientos como el levantamiento de la Guardia de Honor, el incendio del fuerte San José o la masacre de Patzicía. Todos y cada uno de estos hechos fueron ejecutados por militares.  

 

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Las protestas civiles contra las decisiones represivas y arbitrarias de Ubico, sobre todo en el campo de la educación, se desarrollaron en esferas separadas y paralelas a estos movimientos militares. A medida que el sector intelectual se hacía más grande y moderno, las medidas de Ubico les eran más incomprensibles, pues nombraba ministros y rectores cercanos al analfabetismo para seguir prohibiendo libertades a intelectuales y vigilar de cerca sus ideas insurrectas. Sin embargo, los civiles del 44 tuvieron la misma efectividad que los civiles del 2015 para cambiar su sistema político: ninguna. 

 

El propósito de la “Revolución” de Octubre, por lo tanto, no nació del clamor de mayorías que buscaban, a través de la acción y la coordinación popular, poner sus intereses en el sistema político revolucionándolo. Era todo lo contrario, el fin de dicha revolución provenía de intereses de élites políticas militares entrenadas para gobernar en sus academias y que veían necesario que el sistema entrase a una nueva fase. (Sabino documenta el rol de las academias militares durante la década de los 40’s, básicamente funcionaban como puntos de acceso para entrar a las élites políticas que gobernaban el país.).

 

Estudiosos de la estasiología, la ciencia que estudia las revoluciones, tras estudiar revoluciones como la Revolución Francesa, la Revolución China y la Revolución Rusa objetan que la participación de las masas como protagonistas del movimiento es una condición necesaria para una revolución. Eric Selbin añade que las revoluciones necesitan grupos de personas que tengan los medios para tener capacidad de acción y una cultura de narrativas revolucionarias para asociarse. La población del 44 estaba sumida en la pobreza y tenía más bien narrativas de siglos de represión 

 

James Davies, por su parte, explica que las revoluciones surgen de la frustración de las mayorías, necesitan de desarrollo económico y destruyen el sistema político al que se enfrentan. Theda Skocpol, por otra parte, argumenta que las revoluciones surgen de luchas de clases y sirven para destruir y crear nuevos Estados. Si lo que empezó en el 44 no pudo cambiar o destruir el sistema y no fue ejecutado por una porción significativa de la población que pueda esparcir una narrativa que las mayorías puedan recordar de generación en generación, no puede ser calificado como una revolución. 

 

triunvirato

 

Lo acontecido en el 44 fue una reacción política ante un fenómeno internacional: la democracia. Mainwaring y Pérez en The Third Wave of Democratization in Latin America  sostienen que las olas de democratización en la historia se explican por factores regionales y en olas de florecimiento democrático durante el 45 al 77 y del 78 al 99. En el 44 algunas élites que creyeron necesario democratizar el sistema para mejorar el dinamismo del status quo, apoyándose en políticas no autoritarias y más incluyentes, decidieron modernizarse. En pocas palabras, querían que Guatemala saliera de los viejos modelos económicos, buscaban desarrollo moderno con derechos y más presencia en el mercado internacional.  

 

No obstante, la modernización no fue completa ni perfecta. O’donnell en Delegative Democracy argumenta que las democracias heredan comportamientos autoritarios cuando recien sucede una transición de autoritarismo a democracia. Para Sabino, la “primavera democrática” era muy antidemocrática en práctica. El sufragio dejó de ser excluyente, pero los campesinos votaban en público, bajo la mirada de sus finqueros, asociados al gobierno. No había libertad de expresión, ni de prensa, porque no se podía criticar a ninguno de los regímenes revolucionarios. La reforma agraria de Árbenz, además, politizaba al campesino generando vínculos de lealtad con el gobierno a través del usufructo de tierras, en lugar de simplemente darles la propiedad a los campesinos y velar para que no sean engañados si las venden. 

La Guatemala revolucionaria heredó el corporativismo de su pasado autoritario. Malloy en The Modal Pattern, Authoritarianism and corporatism in Latin America define corporativismo como un sistema patrimonial que delega representación a través de vías clientelares no pluralistas y creadas por el poder mismo. Los gobiernos y la modernización que fueron fruto de la revolución del 44 compartían estas prácticas con políticas que aumentaban las funciones y el tamaño del Estado con la excusa de la representación y el favorecimiento de las masas, pero conservando los mismos valores políticos que excluían a la mayoría de alcanzar el desarrollo económico 

La Revolución del 44 conservó el mismo gen autoritario que ha definido la historia política del país, pero en condiciones nuevas e innegables: un gobierno democrático. Tal vez, si se celebrara nuestro primer día de democracia, en lugar de una fallida revolución de las “masas”, la memoria de estos acontecimientos serían más gloriosos y tuviesen un impacto diferente para el guatemalteco. Mientras tanto, es otra tragedia más, en nuestra trágica historia como pueblo.  

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