Literatura en Corea del Norte

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Chang Hae Seong, desertor y ex creador de propaganda para el partido comunista norcoreano.

La última semana de agosto es la semana de los libros prohibidos según la ALA (American language Association, y nosotros la hemos estado celebrando en la biblioteca. Corea del Norte es un triste ejemplo de la crueldad de limitar la libre expresión y el acceso a la información. Es el segundo país del mundo con más censura (el primero es Turkmenistán) y el único que sólo le permite a sus autores publicar libros dentro del país pre aprobado por las autoridades. Corea del Norte es, sin lugar a dudas, uno de los países más secretivos del mundo. No sabemos mucho sobre el país de Asia Oriental, más que algunos vistazos que han compartido reporteros o viajeros. Incluso estos reportajes no son del todo hechos con una visión que verdaderamente refleja la vida de los ciudadanos, pues se reporta que sólo se les permite acceso a áreas “aprobadas” de visita (aprobadas quizá signifique “las partes bonitas de Pyongyang donde residen miembros del partido). A pesar de todo, tenemos una fuente confiable que nos ha dado más insights a la máquina lava-cerebros que es Corea del Norte: los desertores.

 

Estos desertores tienden a tener la necesidad de contar sus historias y ser escuchados. Las historias de pobreza, trabajo forzado y abuso de poder por parte del partido son temáticas comunes entre sus historias. ¡Se reporta que algunos ciudadanos viven sólo con $3 al mes! Entre estos autores podrás encontrar a los novelistas Lim Il y Chang Hae Seong, al igual que la crítica literaria Hyun Inae. Cuentan también que la literatura en Corea del Norte es sumamente controlada por el partido, y todas aquellas obras que contengan puntos de contención con el estado o la ideología son rápidamente descartados, seguidos por una notificación de advertencia a los autores.

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Kim Jong Il fue quien más  fuertemente invirtió en la creación de literatura propagandista.

Este sistema tiránico nos ha dado algunas joyas (nótese el sarcasmo) que cuentan una historia hilarantemente diferente a la realidad. Existen dos tipos de publicaciones literarias: las que alaban la gloria del partido y las que vilipendian a sus enemigos. Por ejemplo, las historias “Liderazgo Inmortal” (Pulmyŏl ŭi Hyangdo) e “Historia Inmortal” (Pulmyŏl ŭi Yŏksa) cuentan la leyenda de Kim Jong Il, el pasado mandatario y padre del actual líder Kim Jong Un. Entre estas leyendas, cuentan cómo ambos son especialistas innovadores en el campo de la ciencia y energía nuclear al igual que la construcción, arquitectura y las artes. Otras historias anti-occidentales cuentan con un alto nivel de precisión (nótese de nuevo el sarcasmo) como cuando Bill Clinton se ocultó bajo sus cobijas para las primeras pruebas nucleares norcoreanas en 1994 (Ryŏksa ui Taeha) y cuando la primera dama de EEUU y esposa de Jimmy Carter se enamoró perdidamente de Kim Jong Il durante la visita del presidente en 1994 (Maehok). Estos autores son propagandistas del partido, pero no todos lo han querido ser.

 

Es de notar que no todos los libros disponibles son sólo propaganda. Algunos libros occidentales (pre aprobados por el partido por supuesto), se han vuelto muy populares entre la población. Hay novelas que han surgido como favoritas como Harry Potter, Los viajes de Gulliver, Robinson Crusoe, Alicia en el país de las maravillas y en especial Lo que el viento se llevó.

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La Guerra Coreana entre Corea del Norte y EEUU fue inspiración para muchos escritores anti-guerra.

Uno de los poetas más talentosos norcoreanos fue Kim Chul, que escribió en los 60’s y 70’s bajo el mandato del líder original, Kim Il-sung. Al haber vivido la guerra coreana que sucedió contra EEUU entre 1950 y 1953, Kim Chul solía escribir sobre los horrores de la guerra, la vida y el amor. Estos temas estaban muy por fuera del campo propagandista que el partido buscaba promover pero le dejaban escribir gracias a la belleza de sus poemas, ganándose el título popular de el “Pushkin coreano” en alusión al gran poeta ruso Alexander Pushkin. Aquí hay un poema popular titulado “Un botón de chaqueta militar”, en inglés porque no existe una traducción adecuada al español aún:

Wearing a military jacket stained with gunsmoke

The soldier holds the sleeping baby in his arms

The baby awakes, caresses his mother’s breast

And sucks on the button of a military jacket.

Ah!

May this soldier become his mother.

Estos poemas terminaron despertando el sentimiento compartido de los norcoreanos por repudio a la guerra y violencia, que Kim Il-sung vió como una debilidad que iba en contra de los valores patrios. Chul recibió una advertencia que subsecuentemente fue empeorando gracias a su matrimonio con una mujer rusa, hasta que su vida glamorosa como artista del partido se vió comprometida. Kim Il-sung finalmente le dio dos opciones. O se separaba de su esposa que le daba una imagen de traidor a la patria, o renunciaba a su membresía en el Partido. Chul, un poeta empedernido, eligió a su esposa. Pero el partido aún los separó. Y lo que es peor, la exiliaron fuera del país y sentenciaron a Chul y a su único hijo a trabajos forzados en una mina de carbón gracias a las leyes de crímenes por asociación familiar.

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Obreros norcoreanos.

Chul finalmente cedió al ver a su hijo trabajar largas horas y al ver su trabajo siendo expurgado de la historia de la literatura coreana, llevándolo a una vida miserable. Terminó su rebeldía al pedir perdón al partido para regresar a su vida original con el siguiente poema, que luego se convirtió en un himno que los niños aún deben recitar de memoria en las escuelas:

Forgive me, Mother

I complained about the clothes you made me

I hurt you to the core

Forgive me, Mother

Forgive me, Teacher

I did not complete my chemistry assignment

I did not learn my log tables

I hurt you to the core

Forgive me, Teacher

Do not forgive me, my homeland

If, in the decisive moment of battle

I stop to consider my life

And the enemy’s bullet destined for me

Rips through my comrade

Do not forgive me

I am your son

I will be brave in battle

If, leading the charge with our standard, I fall

Never to rise again

Do not forget me, my homeland

Forgive me

Quizá existieron más autores como Kim Chul que han sido borrados de la historia de la humanidad por el partido, pero el espíritu de lucha de los oprimidos aún vive y encuentra oídos gracias a las voces de sus desertores.

¿Quieres saber más sobre Corea del Norte? Aquí hay algunas lecturas recomendadas:

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